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¿Por qué celebramos el Día de los Muertos?

Espíritu creador

Tiempo de lectura 4 minutos

En México, el mes de noviembre se inaugura con el Día de Muertos, una de las fiestas más significativas para nuestra cultura e historia. El 2 de noviembre, las calles se adornan de naranja, morado y negro, y se colocan altares para conmemorar a los seres queridos que han fallecido.

Es verdad que las fechas principales de esta festividad son el 1 y 2 de noviembre, sin embargo, desde el 28 de octubre se considera que las almas descienden a este mundo. En ese día, se rinden ofrendas a aquellos que fallecieron de forma trágica, ya sea por actos de violencia o accidentes. El 30 y el 31 están reservados para honrar a los niños que partieron sin haber sido bautizados.

 

El calendario católico establece el 1 de noviembre como el Día de Todos los Santos, enfocado en los niños y los difuntos pequeños. Por su parte, el 2 de noviembre recibe el nombre de Día de los Muertos y se dedica a los adultos.

 

En el estado de Querétaro se realizan diversas actividades para celebrar esta tradición. Entre ellas, el tradicional altar de muertos que se coloca en la Plaza de Armas del Centro Histórico es uno de los eventos más icónicos de la región. 

 

El año pasado, el tema “Camino al Mictlán” inspiró la celebración y le dio la oportunidad a los habitantes y turistas de la ciudad de conocer la historia y el significado de esta festividad. 

 

Si también quieres conocerla, te invitamos a leer este artículo y descubrir por qué es tan importante rendirle homenaje a nuestros antepasados.

 

Origen del Día de Muertos

En nuestro país, el día de muertos se remonta a la época mesoamericana y, en particular, a la civilización mexica. En esta cultura, se creía que al morir, las personas tenían que llegar al Mictlán o el “lugar de los muertos” para conseguir el descanso eterno. 

 

Deseando acompañarlos en su camino, sus familiares seguían una serie de rituales dedicados a honrar la memoria de los difuntos y celebrar su tiempo en vida. 

 

Durante la colonización española, la tarea de evangelización influyó en la transformación de la celebración de estos ritos, de manera que se incorporaron elementos de la religión cristiana. 

 

Entonces, la fiesta se enriqueció y adquirió características de ambas culturas que se manifestaban en la colocación del copal, el sahumerio y las flores de cempasúchil por parte de los pueblos originarios, así como de las cruces y veladoras que los españoles agregaron. 

 

En cada región del país podemos ver variantes que hacen de esta fecha una celebración de la diversidad mexicana. Aunque la tradición haya evolucionado con el paso de los años, la esencia de preservar la memoria de los difuntos a través de la ofrenda en el altar de muertos trasciende a espaldas del tiempo. 

 

El significado de la ofrenda

Si algo nos recuerda la riqueza que caracteriza a nuestro país son las ofrendas que podemos encontrar en un altar de muertos. Cada uno de estos elementos simbolizan aspectos esenciales de la festividad y se colocan pensando en lo que el alma del difunto disfrutaría.

 

  • Sal y un mantel blanco: Representan la pureza.
  • Agua: Alivia la sed del difunto después de su largo recorrido. 
  • Velas y veladoras: Alumbran el camino para el regreso de los difuntos a su hogar.
  • Calaveritas: Pueden ser de azúcar o chocolate, y aluden a la cultura prehispánica. 
  • Copal e incienso: Se utilizan para limpiar el altar y dar la bienvenida al difunto.
  • Flor de cempasúchil: El color amarillo de las flores representa festividad, y es asociado con el sol y la vida.
  • Pan de muerto: Representa fraternidad y afecto hacia los que fallecieron.
  • Papel picado: Brinda color a la ofrenda y representa el elemento del aire.
  • Comida: Se colocan los alimentos, bebidas e incluso postres preferidos de las personas difuntas.
  • Retrato: La fotografía de nuestro ser querido trae a la memoria el legado que ha dejado.

 

Como en todo, en gustos se rompen géneros y es que, además de estos elementos tradicionales, un altar suele incorporar muchas cosas más. Desde tamales hasta balones de fútbol, lo más importante al poner un altar es honrar a nuestros seres queridos y celebrar lo que más disfrutaban.

 

Celebración y conexión familiar

El Día de Muertos nos permite mirar a nuestro alrededor y unirnos ante la pérdida de nuestros seres queridos. Acercarnos a estas celebraciones también nos recuerda la riqueza cultural de cada región del país y que, a pesar de nuestras diferencias, todos pertenecemos a una sola comunidad, unida por el deseo de honrar a los que ya no están, pero también de celebrar la vida en familia. 

 

No es sorprendente entonces que en el 2008, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) haya declarado a esta fiesta como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por representar una tradición viva que entreteje y afianza el sentido de pertenencia.

 

Participación estudiantil

Como ya vimos, no hay una sola forma de celebrar el Día de Muertos ni de conmemorar a nuestros antepasados. Más bien, la trascendencia de la fiesta nos debería llevar a ser partícipes de las celebraciones que se llevan a cabo en nuestra región. 

 

Como cada año, la Universidad Anáhuac de Querétaro se une a esta importante fecha a través de diversos eventos que celebran la identidad mexicana y honran el legado de los que han partido. 

 

Los invitamos a estar atentos a las celebraciones de este año, que se llevarán a cabo en el campus y a participar en nuestro festejo.

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