No cabe duda de que nos enfrentamos a tiempos complejos. La rápida propagación del COVID-19 en el mundo ha representado un claro reto en los ámbitos social, político y empresarial. Ante situaciones de esta magnitud un buen director de recursos humanos debe hacer uso de nuevos esquemas, tecnologías innovadoras y cuidar de su capital más importante: sus colaboradores.

La actividad laboral ocupa al menos un tercio del tiempo de las personas en edad productiva, es una considerable inversión y no puede pasar desapercibida; debemos cuestionarnos si realmente nuestro trabajo contribuye para el desarrollo y crecimiento personal o si solo sirve para pagar las cuentas.

En nuestro país el estrés, ansiedad y depresión son el principal padecimiento de las personas laboralmente productivas. De acuerdo con datos de la Organización Mundial de la Salud, México ocupa el primer lugar en este tipo de padecimientos, el 75% de las personas sujetas a un puesto de trabajo sufren de estrés laboral y se estima que para 2020 será la primera causa de rotación.

Bien dicen que el capital humano es uno de los activos más importantes de las empresas y tienen razón, retener tu talento humano tiene múltiples beneficios como lo es la capacitación y familiarización con los procesos, así como el manejo de información y compromiso con el desarrollo de su trabajo. Estamos de acuerdo que nadie es indispensable, pero si hay personas clave en cada organización cuya estancia o salida puede marcar un antes y un después.