La presente crisis sanitaria y la subsecuente económica, presentan retos para la ciencia del Derecho que deben ser enfrentados por la investigación jurídica, buscando conocimiento novedoso que entienda y resuelva los desafíos que presenta el panorama en esta época en que inauguramos circunstancias no previstas en la doctrina o en la ley y que, a la vez, son apremiantes.
Algunas líneas de investigación que se antojan imperiosas son las siguientes:
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Los procesos judiciales se construyen bajo presupuestos de certidumbre; de contacto inmediato y directo de las partes con el juzgador que permita el más humano entendimiento de las controversias, de las personas, de los hechos y de las pruebas; la integración de los expedientes con documentos auténticos o certificados; etcétera.
Pues bien, la imperiosa necesidad del distanciamiento físico por razones sanitarias hace desaconsejables las reuniones presenciales, lo que suscita la necesidad de encontrar nuevas claves de certidumbre, de trato humano y de oportunidad, pero a distancia.
No es pertinente suponer que se haga lo mismo que hasta ahora, a través de medios electrónicos, es preciso encontrar nuevos paradigmas que permitan la certitud, la humanidad y la debida impartición de justicia utilizando mecanismos procesales y técnicos consistentes con la nueva realidad.
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Otro gran tema en el público-financiero.
La Constitución mexicana implanta un esquema de finanzas públicas que, sin duda es perfectible; es cierto y funcional, compuesto de las etapas básicas de planeación/programación, ingreso, gasto y control/evaluación. No obstante, esta construcción, como es pertinente, es de un riguroso ejercicio, que, idealmente, no admitiría desviaciones programáticas, dinerarias y de control, y estas circunstancias, que en situación ordinaria son imprescindibles para el ejercicio de la función pública, para las condiciones extraordinarias extremas no sólo resultan ineficaces, sino que pueden ser un obstáculo al enfrentamiento de las circunstancias contingentes, o simplemente propiciar la corrupción.
Así entonces es preciso desarrollar la investigación científica para diseñar paradigmas y fórmulas pertinentes a la atención de las graves crisis que de tiempo en tiempo se presentan en la vida de toda nación.
He aquí solo dos ejemplos del abanico de nuevos derroteros por los que la ciencia y la investigación jurídica deben esforzarse.
El mundo está cambiando y a la par debe hacerlo la norma jurídica. Para hacer frente a los nuevos retos y situaciones que se nos presentan, se requieren especialistas capaces de desarrollar la ciencia jurídica e innovar en el ámbito del derecho.
El Doctorado en Derecho, te permitirá desarrollar tus habilidades de analíticas y lógico-jurídicas para desempeñarte con éxito tanto en la docencia como en el ámbito de la investigación, enfocado en cuatro líneas de investigación: derechos humanos, administración pública, derecho corporativo y filosofía del derecho.
Adquiere el grado máximo de estudios y desarrolla propuestas de vanguardia a través de la investigación, con una visión ética y el más alto rigor técnico – científico.
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