La rápida expansión del coronavirus de Wuhan, derivada en la contingencia sanitaria causada por la enfermedad de COVID-19 ha paralizado naciones enteras y puesto en jaque a la economía mundial, las potencias hoy se encuentran en cuarentena, con sus sistemas de salud colapsados y con el riesgo de que este brote viral se agrave o regrese en los próximos meses.

¿Te esperabas una pandemia como la del COVID-19? Seguramente tu respuesta es NO. Es difícil predecir una eventualidad de este tamaño, sin embargo, si puedes prevenir el impacto de situaciones ajenas a tus metas y objetivos.

No es nada fácil estar a la cabeza de un grupo de personas o al frente de una organización. En situaciones como la que vivimos actualmente, en las que impera la incertidumbre, un líder debe tomar decisiones certeras que protejan la integridad de sus colaboradores sin descuidar los objetivos de la compañía.

Ante el perfil pandémico del virus de COVID-19, la población en general de nuestro país y los distintos sectores sociales, políticos y económicos, han esperado y reclamado la determinación de una política pública integral. Pero, ¿qué se ha hecho o no hasta ahora?

Los tiempos adversos sacan lo mejor de nosotros.  Se dice que: “la necesidad es la madre de la invención” y las crisis pueden ayudar a reinventarnos en todos los ámbitos. Sin embargo, si empresarialmente las crisis no son manejadas pertinentemente, pueden llegar a dañar la reputación, afectar la rentabilidad, el valor de marca y, hasta en algunos casos, poner en riesgo la propia existencia de la empresa.

Un gerente es la persona encargada de elaborar y dirigir estrategias certeras dentro de una organización, debe tomar decisiones que en muchos casos afectan el rumbo de la empresa, une los esfuerzos de las distintas áreas y debe motivar a todos sus colaboradores.

La actividad laboral ocupa al menos un tercio del tiempo de las personas en edad productiva, es una considerable inversión y no puede pasar desapercibida; debemos cuestionarnos si realmente nuestro trabajo contribuye para el desarrollo y crecimiento personal o si solo sirve para pagar las cuentas.

Para muchos el estudiar una maestría al terminar la carrera pasa a un segundo plano, ya que se enfocan en buscar un puesto y adquirir experiencia laboral en su ámbito de acción y con base en esa experiencia pensar en un posgrado que los ayude a mejorar sus habilidades.